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“There is one Body and one Spirit; There is one hope in God’s call to us; One Lord, one Faith, one Baptism; One God and Father of all.”

In the Baptismal Covenant we say that we will “strive for justice and peace among all people, and respect the dignity of every human being.” We reply that we will, with God’s help. In this way we speak of worship and our commitment to grow in our faith, confessing that Jesus Christ is our Lord and Savior.

All of us who come to this country want to live our faith and worship in our own language in order to grow spiritually. Of course we bring our traditions that have helped us to maintain and grow in our faith, and when we become members of the Episcopal Church, we enrich our worship with music, service to our sisters and brothers, family values, leadership, food, the Feast of our Lady of Guadalupe, the Posadas, spiritual growth retreats and family workshops. All of these activities promote the growth of the fundamental value of our families, unity.

In the Episcopal Church we say that all are welcome—persons who have grown up in Pentecostal Churches, the Roman Catholic Church, or other denominations. There is a place for each one because what is most important is our worship of God by way of liturgical life and service to our sisters and brothers. We hope that the work of God that has begun in us will reach its end, maintaining us firmly in our faith. We have Latine or Hispanic lay persons, deacons, priests and bishops giving their contributions to the Episcopal Church.

In the gospel of St. John, when Jesus expels the merchants from the temple, he had this astounding exchange of words with the authorities:

 

“¿What sign can you show us for doing this?”

“Destroy this temple [“naos,” sanctuary or dwelling is the same in Greek] and in three days I will raise it up.”

“This temple has been under construction for forty-six years, and will you raise it up in three days?”

But he was speaking of the temple of his body.” (John 2:18-21).

 

It has been said that at the crucifixion of Jesus, the curtain of the temple was torn in two, from top to bottom. Our understanding of this symbol has been modified today.

In the new Jerusalem shown in chapter 21 of the Book of Revelation, in which the sovereignty of God is finally vindicated in all of creation, it is very clear that no temple as such exists, but that the temple is the Lamb.

On more than one occasion, Paul reprimands the congregation in Corinth, to remind them that they are the temple of the Lord. In the same way Paul writes to the Ephesians: “So then you are no longer strangers and aliens, but you are citizens with the saints and also members of the household of God, built upon the foundation of the apostles and prophets, with Christ Jesus himself as the chief cornerstone. In him the whole structure is joined together and grows into a holy temple of the Lord; in whom you also are built together spiritually into a dwelling place for God” (Ephesians 2:19-22).

The Latine/Hispanic community believes that our contribution to the body of Christ is important, and therefore we say: all are welcome.

Quiero comenzar este articulo con las palabras del Libro de Oracion Comun, hay un solo cuerpo y un solo Espiritu; hay una Esperanza en el llamado que Dios nos hace; un solo Señor, una sola Fe, un solo Bautismo; un solo Dios y Padre de todos.

Y en el Pacto Bautismal decimos, lucharas por la justicia y la paz entre todos los pueblos, y respetaras la dignidad de todo ser humano? Asi lo hare, con el auxilio de Dios, con esta referencia hablamos de la adoracion y nuestro compromiso de crecer en nuestra fe, confesando que Jesucristo es nuestro Señor y Salvador, por tanto todos los que venimos a este pais, queremor vivir nuestra fe y adorar en nuestra propia lengua para nuestro crecimiento espiritual, claro esta que con nosotros bienen nuestras tradiciones que nos an ayudado a mantener y crecer en la fe, y cuando nos hacemos miembros de la Iglesia Episcopal, enrriquecemos nuestra adoracion, con la musica, el servicio a los demas hermanos, los valores familirares, el liderazgo, la comida, la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, las Posadas, los Retiros de Crecimiento Espiritual y los Talleres Familiares que nos ayudan al crecimiento de los valores fundamentales de las familias, la unidad.

En la Iglesia Episcopal, decimos que todos son bienvenidos, tanto personas que han crecido en las Iglesias Pentecostales como en la Iglesia Romana y en otras denominaciones, para cada uno hay un lugar por que lo mas importante es nuestra adoracion a Dios, atraves de la vida liturgica y el servicio a los Hermanos. Que la obra que Dios, ha comensado en nosotros llegue a su fin, manteniendonos firmes en nuestra fe. En este marco de referencia tenemos Laicos, Dianconos, Sacerdotes y Obispos Latinos o Hispanos, dando su aporte a la Iglesia Episcopal.

En el evangelio según San Juan, cuando Jesús expulsó a los mercaderes del templo, él tuvo este asombroso intercambio de palabras con las autoridades:

 

“¿Qué señal nos presentas para actuar de ese modo?”

“Derriben este templo [“naos” santuario o morada es lo mismo en griego] y entres días lo reconstruiré”.

“Cuarenta y seis años ha llevado la construcción de este templo, ¿y tú lo vas a levanter en tres días?”

Pero él se refería al templo de su cuerpo (Juan 2:18-21).

 

Se ha dicho que en la crucifixión de Jesús, la cortina del templo se rasgó en dos, desde arriba hacia abajo. Nuestra comprensión sobre este símbolo puede haberse modificado en la actualidad.

En la nueva Jerusalén que se vislumbra en el capítulo 21 del libro de la Revelación, en la cual la soberanía de Dios finalmente se reivindica en toda la creación, es muy claro que no existe un templo como tal, sino que el templo es el Cordero.

En más de una ocasión, Pablo reprende a la congregación en Corinto, para recordarles que ellos son el templo del Señor. Asimismo, Pablo les escribe a los Efesios:

De modo que ya no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de los consagrados y de la familia de Dios, edificados en el cimiento de los apóstoles y profetas, con Cristo Jesús como piedra angular. Es él quien mantiene firme todo el edificio y lo hace crecer, hasta formar un templo dedicado al Señor; por su unión con Jesucristo, ustedes también forman parte de ese edificio, donde Dios habita por medio de su Espíritu (Efesios 2:18-22).

Los Latinos/Hispanos creemos que nuestro aporte al cuerpo de Cristo, es importante y por eso decimos, todos son bienvenidos.

This article was submitted by the Rev. Don Compier and written by the Rev. Canon Jose Palma, Hispanic Missioner for The Diocese of West Missouri.